La estrategia de contenido es un plan para la creación, administración y publicación de contenido significativo para una organización. Una de las herramientas más importantes para llevar a cabo esta tarea es el modelo de contenido. El modelo de contenido define, en primer lugar, la estructura semántica y los elementos para cada tipo de contenido y, en segundo, las relaciones entre los diferentes tipos de contenido dentro de un proyecto específico.
Un tipo de contenido es una pieza de información que con el paso del tiempo ha llegado a tener una estructura reconocible y estandarizada. Esto no significa que determinado tipo de contenido tenga que ser utilizado de la misma forma por todas las organizaciones, sino que a partir de una serie de componentes comunes puede presentar componentes particulares para cada organización. Por ejemplo, las preguntas frecuentes (FAQs) constan básicamente de una pregunta y una respuesta, pero en algunos casos pueden incluir también una imagen o un video.
Cada tipo de contenido puede dividirse en componentes; así, un blog se compone de entradas y un sitio web de páginas. A su vez, los componentes de un tipo de contenido se pueden descomponer en elementos: la entrada de un blog, para seguir con los mismos ejemplos, tiene un título, un cuerpo de texto, una figura, etcétera, y una página web tiene un encabezado, un pie, hipervínculos y un largo etcétera.
A la propiedad por la cual una entidad puede dividirse en piezas reconocibles se le llama granularidad y al número de veces en que puede desagregarse dicha entidad se le conoce como niveles de granularidad (Figura 1). La pregunta es: ¿hasta dónde podemos dividir el contenido antes de que deje de ser significativo? La respuesta tiene que ver con la reusabilidad: podemos dividir el contenido hasta que la pieza resultante todavía pueda ser etiquetada, almacenada y reutilizada, como elemento o componente, en otro tipo de contenido.

Hay un cierto grado de relatividad en los niveles de granularidad. Puede suceder que un tipo de contenido sea, en otro contexto, un elemento o un componente, como el video cuando es un recurso didáctico dentro de un curso instruccional. Una infografía es un tipo de contenido reconocible, pero también puede ser una de las diapositivas de una presentación. Entonces, ¿a qué nivel de granularidad colocamos, por ejemplo, las FAQs?, ¿no serán necesarios más niveles de granularidad?
Lo cierto es que cada organización determina los tipos de contenido que requiere para cumplir con sus objetivos y es la misma organización la que decide los niveles de granularidad y, por tanto, de reusabilidad que va a necesitar. Es por eso que una buena manera de implementar una estrategia de contenido, comienza por estandarizar la estructura y los elementos para cada tipo de contenido y, de ser posible, por describir cada uno de los elementos por medio de etiquetas. El ejercicio es útil aunque la estrategia de contenido no sea el objetivo primordial.