Los atributos del contenido inteligente

Características y prestaciones que presenta el contenido inteligente y que son importantes para que pueda formar parte de una estrategia

El contenido en general es un conjunto de datos que interrelacionados y contextualizados pueden ser comprendidos por un usuario. El contenido que va a formar parte de una estrategia de contenido debe presentar además ciertas características para ser considerado contenido inteligente.

El contenido inteligente es contenido modular, estructurado, categorizado semánticamente y libre de formato. Es a partir de estas características que el contenido puede ser también encontrable, reutilizable, reconfigurable y adaptable (Figura 1).

Figura 1. Carcaterísticas y prestaciones del contenido inteligente
Figura 1. Cuatro características (arriba) y cuatro prestaciones (abajo) del contenido inteligente.

Modular

El contenido modular es aquel que se diseña y elabora como un componente independiente que puede ser utilizado y reutilizado como parte de otros productos de contenido. Un módulo de contenido es una unidad de información que desarrolla un solo tema; no tiene un tamaño predeterminado porque depende del tema y del objetivo del elaborador. El hecho de que un módulo sea independiente, permite adelantar los procesos de revisión, aprobación y traducción sin tener que esperar al término de la elaboración de un contenido completo.

Estructurado

La estructura se refiere al orden en que aparecen los componentes de contenido en un producto de información. Los productos de información tienen una estructura reconocible y que permanece más o menos estable. La estructura indica al lector qué es lo que está leyendo o escuchando y qué componente viene a continuación. La estructura facilita la tarea del escritor, que no tiene que volver a inventar la rueda cada vez que escribe.

Semánticamente categorizado

El contenido semánticamente categorizado es aquel que se relaciona de manera significativa con otros contenidos. La manera de relacionar los contenidos es a través de metadatos o etiquetas. Por ejemplo, la etiqueta <abstract> nos indica que el componente es el resumen de un artículo científico. Si todos los resúmenes de nuestros artículos cuentan con la misma etiqueta, entonces podríamos agruparlos en una categoría que se llamara «resumen». Los componentes de los contenidos pueden pertenecer a más de una categoría.

Libre de formato

El contenido libre de formato es aquel que separa la información de la presentación, un poco a la manera en que HTML contiene la información (un texto, una imagen o un video), y CSS indica la manera en que la información se va a desplegar en la página (hojas de estilo). La separación entre información y formato permite entregar el mismo contenido por medio de varios canales (impreso o web) y a través de varios dispositivos (tablet o smartphone).

Encontrable

Decimos que un contenido es automáticamente encontrable cuando el usuario no tiene que pasar por páginas y páginas de información antes de encontrar lo que está buscando. El contenido es fácilmente encontrable cuando el usuario sólo necesita introducir sus palabras clave en el buscador. Esto es posible si cada pieza de contenido está etiquetada con metadatos; los metadatos permiten a los motores de búsqueda entregar la ruta más directa al contenido que el usuario realmente está buscando y que realmente necesita.

Reutilizable

Reutilizable es aquel componente de un contenido que puede ser aprovechado para ser parte de otro contenido. En principio no todos los componentes son reutilizables y algunos lo son sólo después de ser editados. Para que sea reutilizable, el componente debe ser elaborado sin pensar en el diseño o el formato. Se pueden reutilizar componentes textuales, también imágenes, audio y video. La reutilización puede ser manual o automatizada.

Reconfigurable

La modularidad es la principal característica que permite reconfigurar los componentes de un contenido para construir un nuevo producto de información, uno que se adecúe a las nuevas necesidades del usuario. Entonces, el contenido reconfigurable es aquel que permite disponer los módulos de diferentes maneras, adicionar nuevos módulos o filtrar automáticamente los componentes del contenido que no sean necesarios en ese momento.

Adaptable

El contenido adaptable es aquel que puede cambiar. Podría pensarse en principio que adaptable sólo se refiere al diseño que se ajusta a los diferentes tamaños de pantalla de los dispositivos (responsive), pero el contenido también es adaptable cuando permite al usuario obtener una versión impresa correcta de lo que ve en pantalla o cuando un comando responde efectivamente tanto al toque como a la voz del usuario.

Nota: En la primera definición de Rockley y Cooper, las características del contenido inteligente eran dos: estructurado y categorizado semánticamente; mientras que las prestaciones eran cuatro: encontrable, reutilizable, reconfigurable y adaptable. La última versión (2015) incluye otras dos características: modular y libre de formato; además, reutilizable pasa a ser una característica. En esta entrada reutilizable se sigue considerando como una de las prestaciones (capabilities).

Referencias

Riefer Johnston, M. 2009. «Intelligent content: the marketer’s frontier». The Content Wrangler. We help you connect content to customers.

Rockley, A., Cooper, C. y Abel, S. 2015. Intelligent Content: A Primer. Laguna Hills. XML Press.

La granularidad en la estrategia de contenido

La estrategia de contenido es un plan para la creación, administración y publicación de contenido significativo para una organización. Una de las herramientas más importantes para llevar a cabo esta tarea es el modelo de contenido. El modelo de contenido define, en primer lugar, la estructura semántica y los elementos para cada tipo de contenido y, en segundo, las relaciones entre los diferentes tipos de contenido dentro de un proyecto específico.

Un tipo de contenido es una pieza de información que con el paso del tiempo ha llegado a tener una estructura reconocible y estandarizada. Esto no significa que determinado tipo de contenido tenga que ser utilizado de la misma forma por todas las organizaciones, sino que a partir de una serie de componentes comunes puede presentar componentes particulares para cada organización. Por ejemplo, las preguntas frecuentes (FAQs) constan básicamente de una pregunta y una respuesta, pero en algunos casos pueden incluir también una imagen o un video.

Cada tipo de contenido puede dividirse en componentes; así, un blog se compone de entradas y un sitio web de páginas. A su vez, los componentes de un tipo de contenido se pueden descomponer en elementos: la entrada de un blog, para seguir con los mismos ejemplos, tiene un título, un cuerpo de texto, una figura, etcétera, y una página web tiene un encabezado, un pie, hipervínculos y un largo etcétera.

A la propiedad por la cual una entidad puede dividirse en piezas reconocibles se le llama granularidad y al número de veces en que puede desagregarse dicha entidad se le conoce como niveles de granularidad (Figura 1). La pregunta es: ¿hasta dónde podemos dividir el contenido antes de que deje de ser significativo? La respuesta tiene que ver con la reusabilidad: podemos dividir el contenido hasta que la pieza resultante todavía pueda ser etiquetada, almacenada y reutilizada, como elemento o componente, en otro tipo de contenido.

Figura 1. Ejemplo de desagregación de algunos tipos de contenido. No es exhaustiva, pero sirve para ilustrar el punto
Figura 1. Ejemplo de desagregación de algunos tipos de contenido. No es exhaustiva, pero sirve para ilustrar el punto

Hay un cierto grado de relatividad en los niveles de granularidad. Puede suceder que un tipo de contenido sea, en otro contexto, un elemento o un componente, como el video cuando es un recurso didáctico dentro de un curso instruccional. Una infografía es un tipo de contenido reconocible, pero también puede ser una de las diapositivas de una presentación. Entonces, ¿a qué nivel de granularidad colocamos, por ejemplo, las FAQs?, ¿no serán necesarios más niveles de granularidad?

Lo cierto es que cada organización determina los tipos de contenido que requiere para cumplir con sus objetivos y es la misma organización la que decide los niveles de granularidad y, por tanto, de reusabilidad que va a necesitar. Es por eso que una buena manera de implementar una estrategia de contenido, comienza por estandarizar la estructura y los elementos para cada tipo de contenido y, de ser posible, por describir cada uno de los elementos por medio de etiquetas. El ejercicio es útil aunque la estrategia de contenido no sea el objetivo primordial.