Cuadratín y diseño de tipografía

Primero espacio físico para separar palabras, el cuadratín se convirtió en el espacio de trabajo virtual para diseñar el tipo

Hubo un tiempo en que para componer un libro el impresor debía adquirir primero una o varias pólizas. Una póliza consistía en un juego completo de tipos de metal con el mismo diseño (digamos Garamond) y con el mismo cuerpo (digamos 12 puntos). El juego contenía caracteres imprimibles y espacios en blanco. Estos espacios en blanco eran piezas de metal que no aparecían en la impresión y que servían para separar palabras.

El cuadratín es la unidad de medida de los espacios en blanco y es un cuadrado que corresponde al cuerpo del tipo (digamos 12 × 12 puntos). Cada cuerpo tiene su propio cuadratín. El cuadratín se puede subdividir horizontalmente en medio cuadratín—también llamado espacio ene—, un tercio de cuadratín o un cuarto de cuadratín.

El cuadratín, o también espacio eme, se refiere también al espacio de trabajo en los programas para el diseño y edición de tipografía digital.

El espacio de trabajo presenta una retícula. El formato TrueType divide el espacio eme en 1024 o 2048 unidades por lado; OpenType, por su parte, lo divide en 1000 unidades. Aunque el espacio no queda limitado por este número de unidades, sí funciona como base de un sistema de coordenadas que sirve para construir, de manera más precisa y homogénea, el conjunto de los caracteres.

Si tomamos como ejemplo el espacio eme dividido en 1000 unidades, podemos comenzar colocando la línea base. Tradicionalmente la línea base divide el espacio eme en dos partes: una superior o ascendente que ocupa el 80% y una inferior o descendente que ocupa el 20% restante. La línea base funciona como origen y por eso las unidades superiores son positivas y las inferiores negativas (Figura 1).

Figura 1. Sistema de coordenadas sobre el espacio eme
Figura 1. Sistema de coordenadas sobre el espacio eme

Para las siguientes líneas, sirve tomar en cuenta que la altura de las mayúsculas (cap height) representa el 70% del cuerpo del tipo; eso significaría que la línea de las mayúsculas estaría más o menos hacia las 700 unidades. Las altura de las minúsculas (x-height), por su parte, representa un 70% de la altura de las mayúsculas o la mitad del cuerpo del tipo, lo que colocaría la línea de las minúsculas más o menos hacia las 500 unidades. La línea de las descendentes puede coincidir con la base del espacio eme. La línea de las ascendentes puede coincidir o no con la altura de las mayúsculas. La línea vertical a la izquierda del espacio eme representa el origen y la línea de la derecha el ancho por omisión de la letra M.

No está de más agregar que estos porcentajes son meros promedios y que cada diseñador puede colocar las líneas donde prefiera. Esto explicaría por qué algunas tipografías, aún teniendo el mismo cuerpo, presentan diferencias sustanciales en cuanto a sus tamaños. Finalmente, aunque se esperaría que la forma de las letras ocupara solamente el espacio eme inicial, hay algunas tipografías que rebasan notablemente este espacio, por lo que requerirán de un generoso interlineado.

Referencias

  1. Fuenmayor, E. 2001. Ratón, ratón… Introducción al diseño gráfico asistido por ordenador. Barcelona. Gustavo Gili.
  2. Rabinowitz, T. 2015. Exploring Typography. Boston. Cengage Learning

Los niveles de edición

Una de las tareas de un coordinador editorial es decidir qué cantidad de trabajo se va a dedicar a cada tipo de documento que produce la organización

Cuando una organización comienza a generar una gran cantidad de documentos—tanto internos como externos, impresos o electrónicos, técnicos o académicos—, entonces llegó el momento de definir sus niveles de edición, sus tareas editoriales y su jerarquía de publicaciones.

A veces se utiliza la etiqueta «niveles de edición» para referirse a lo que es más correcto llamar «tipos de edición». Los tipos de edición o corrección son aquellos servicios editoriales que tienen que ver con el trabajo de corrección del manuscrito en cualquiera de las fases del proceso editorial. Así la corrección de estilo (copyedit) o la corrección de pruebas (proofreading), por mencionar sólo las más conocidas.

Los niveles de edición o corrección, por su parte, se refieren a la cantidad de trabajo de corrección que se va a dedicar a cada tipo de documento. Cada nivel de edición agrupa una serie de tareas editoriales y estas tareas se acumulan para el siguiente nivel. El último nivel contiene todo el trabajo editorial para una publicación. El número de niveles y las tareas editoriales para cada nivel serán determinados por la organización, tomando en cuenta el personal, el tiempo y el presupuesto para contratar servicios externos.

Los tipos de documentos pueden agruparse en clases. Pensemos, por ejemplo, en tres clases (aunque pueden ser más). La clase A agrupa aquellos documentos que van a ser consultados al interior de la organización: reportes, manuales, etc. La clase B está integrada por aquellos documentos que van a ser leídos fuera de la organización: propuestas, proyectos, etc. La clase C se aplica a aquellos documentos, impresos o electrónicos, dirigidos a un público más amplio: folletos, artículos, libros, etc.

A cada clase de documento le corresponde un nivel de edición, con sus respectivas tareas editoriales. Pensemos también en tres niveles (aunque pueden ser más). Así, el nivel I puede agrupar las tareas que aseguran la calidad mínima para los documentos de la organización. Las tareas del nivel II tienen que ver con la claridad textual y gráfica del documento. El nivel III, además de las anteriores, incluye las tareas que tienen que ver con la consistencia textual y gráfica del documento. En la siguiente tabla podemos ver el resultado de tres tareas editoriales en los tres niveles:

Nivel I Nivel II Nivel III
Referencia La referencia tiene datos suficientes para localizar el material La secuencia de los elementos de la referencia sigue un mismo formato Las referencias adicionales son presentadas a consideración del autor
Figura La figura presenta una leyenda e incluye su número correspondiente La calidad de la figura es adecuada para su publicación El contenido de la figura no contradice el contenido del texto
Tipografía El cuerpo del texto utiliza la misma familia tipográfica Las tipografías distintivas (negrita, cursiva, versalita, etc.) siguen el mismo estilo El uso de tipografías distintivas está relacionado con el contenido técnico

Podría llegar a pensarse que a cada nivel de edición corresponde un tipo de edición, pero no es el caso. La confusión surge cuando un nivel de edición se etiqueta con el nombre de un tipo de edición, por ejemplo, «edición de formato». Los niveles de edición se corresponden con tareas editoriales, no con tipos de edición (que también agrupan tareas editoriales pero en otra combinación).

Definir el número de niveles de edición y las tareas para cada nivel, así como los tipos de documentos para cada una de las clases, es el primer paso para comunicar claramente al equipo de editores el trabajo a realizar; para calcular el tiempo, la cantidad de trabajo y el costo de corrección de cada documento; también es el primer paso para llevar la calidad de los documentos de la organización al siguiente nivel.

Referencias

Prono, J. et al. 1998. Developing new levels of edit. Los Alamos, NM. Los Alamos National Laboratory.

Van Buren, R., & Buehler, M. F. 1980. The levels of edit. Arlington, VA. Society for Technical Communication.

Legibilidad y reconocimiento de palabras

La lectura es el proceso mediante el cual un lector obtiene información de un texto. La psicología cognitiva lleva tiempo tratando de entender cómo funciona la mente durante el acto de leer. Para alcanzar este objetivo, los psicólogos cognitivos realizan experimentos en los que, a partir de la exposición a un estímulo visual, piden a los participantes realizar algún tipo de tarea y enseguida miden el tiempo o la precisión de la respuesta. En el camino, no han dejado de preguntarse sobre el grado de legibilidad de los estímulos visuales que utilizan.

La legibilidad se puede referir a la facilidad con que un lector percibe las diferencias entre las letras de un alfabeto (legibility), pero también se puede referir al nivel de esfuerzo que necesita un lector para moverse a lo largo de una línea de texto (readability). En el primer caso, la legibilidad depende del dibujo de cada letra y de la contraforma—que es el espacio en blanco dentro de la letra. En el segundo caso, la legibilidad es resultado del tamaño de la letra, del ancho de la línea, del interlineado, etcétera.

Para entender el proceso de lectura primero es necesario explicar cómo es que distinguimos las letras, cómo reconocemos las palabras y, de paso, qué es lo que hace legible al texto. Para responder a estas cuestiones, los investigadores han desarrollado básicamente tres modelos de explicación (Larson: 2004):

  1. Modelo de la Forma de la Palabra (Word Shape). Este modelo postula que reconocemos las palabras como unidades completas, antes que como la suma de letras. Lo anterior parece demostrarlo el hecho de que reconocemos más fácil y rápidamente palabras reales que pseudopalabras.
  2. Modelo del Reconocimiento Serial de Letras (Serial Letter Recognition). Este modelo indica que leemos las palabras letra por letra y de izquierda a derecha. Una de las evidencias que parecen apoyar este modelo es que reconocemos más rápido palabras cortas que palabras largas.
  3. Modelo del Reconocimiento Paralelo de Letras (Parallel Letter Recognition). Este modelo señala que primero reconocemos las características distintivas de las letras—líneas horizontales, verticales, diagonales y curvas—; después, reconocemos simultáneamente las letras que conforman la palabra; finalmente, reconocemos cada palabra a partir de la información que proporcionan las letras (Figura 1).
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Figura 1. Modelo del Reconocimiento Paralelo de Letras (Parallel Letter Recognition). Elaborado a partir de Nedeljković: 2013.

En un estudio de legibilidad de los alfabetos latino y cirílico, Rot y Kostic (citado en Nedeljković: 2013) llegaron a la conclusión de que las características más importantes para la legibilidad de la letra son las líneas verticales, las curvas y las esquinas. La legibilidad mejora con la adición de símbolos diacríticos (č, ž), con la presencia de puntos (i, j), o con los complementos laterales (њ, љ); también mejora la legibilidad cuando se trata de letras con una forma inusual (ж, ш). Si tiene razón el Modelo de Reconocimiento Paralelo de Letras, estas serían también las características más importantes para la legibilidad de las palabras.

Referencias

Larson, K. 2004. «The Science of Word Recognition or how I learned to stop worrying and love the bouma». Advanced Reading Technology. Microsoft Corporation.

Nedeljković, U. et al. 2013. «Legibility based on differentiation of characters: A review of empirical findings fundamental for the type design practice». Journal of Graphic Engineering and Design, 4, 1.

La retícula tipográfica según Karl Gerstner

En 1962, el suizo Karl Gerstner recibió el encargo de diseñar la revista Capital, una publicación trimestral sobre economía llamada así por la obra de Karl Marx. En 1964, Gerstner explicó en su libro, Diseñar programas, que la retícula para la revista (Figura 1) era un ejemplo de la «retícula móvil» que había desarrollado junto con sus socios, Markus Kutter y Paul Gredinger, en su agencia de diseño GGK.

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Figura 1. La retícula de Gerstner (retrazada)

Hay que recordar que en los años sesenta los diseñadores suizos, entre ellos Josef Müller-Brockmann, habían popularizado el uso de retículas tipográficas para el diseño de publicaciones. Una retícula tipográfica es una herramienta que permite disponer texto, imágenes y representaciones gráficas sobre una superficie dividida en campos a la manera de una reja.

Para el caso de la revista Capital, Gerstner quería una retícula que permitiera «la máxima conformidad a una regla con un gran número posible de variaciones». El resultado, a primera vista, puede parecer complicado, pero no es así: se trata de varias retículas sobrepuestas que pueden trabajar juntas, aunque también separadas (Figura 2).

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Figura 2. Desarrollo de la retícula de Gerstner

La base para la retícula tipográfica de Gerstner es un cuadrado de 58 × 58 unidades (el cuadrado no incluye los márgenes ni la cabecera de la página). La unidad corresponde a los 10 puntos que van de una línea base a otra línea base, a saber, el interlineado. Este cuadrado se puede dividir en 2, 3, 4, 5 y 6 columnas—o también en 4, 9, 16, 25 y 36 módulos. En ninguno de los casos deben sobrar unidades, para lo cual el espacio entre columnas debe ser siempre de dos unidades:

Número de columnas Unidades por columna Espacios entre columnas
2 28 1
3 18 2
4 13 3
5 10 4
6 8 5

De esta manera, cuando los módulos de las retículas se superponen sobre el cuadrado de 58 × 58 unidades, aparece la retícula característica de Gerstner que, en principio, parecía poco comprensible y aún menos manejable.

La hoja de estilo editorial

Si el texto que vas a publicar no pertenece a una serie, entonces registra tus decisiones editoriales en una hoja de estilo

Cuando escribes o corriges un texto que va a ser publicado, seguramente vas tomando nota de algunas decisiones editoriales que irás aplicando conforme avanza el trabajo.

Antes de archivar tus notas, piensa que pueden servir para elaborar una hoja de estilo editorial que alguien más puede utilizar en fases posteriores del proyecto.

¿Qué es una hoja de estilo editorial?

La hoja de estilo editorial es el documento que define el estilo y formato de una publicación en particular; contiene tanto las decisiones que se separan del uso aceptado como las que seleccionan una entre varias soluciones correctas. La hoja de estilo editorial no tiene porqué ser exhaustiva, para eso existe el libro de estilo editorial o los manuales de estilo.

La hoja de estilo editorial consiste en una o dos páginas, a veces un poco más, con las decisiones editoriales imprescindibles para asegurar la consistencia de un tipo de publicación particular. Debe ser accesible y de fácil consulta para todos aquellos miembros del equipo que trabajen en el mismo proyecto, un poco a la manera de una guía de referencia rápida.

¿Cómo elaborar una hoja de estilo editorial?

  • Determina el tipo de documento y los recursos, textuales y gráficos, con que contará la publicación que vas a elaborar, revisar o corregir.
  • Establece los documentos generales a los que se va adscribir la publicación (diccionarios, manuales, guías, etcétera); recuerda que la hoja de estilo trata de las excepciones y de los criterios especiales.
  • Lista las decisiones de estilo y formato que hayas tomado o que vayas tomando mientras realizas el trabajo de escritura o corrección.
  • Organiza las decisiones por temas tales como ortografía, puntuación, formato, etcétera.

¿Qué temas contiene una hoja de estilo editorial?

En general, una hoja de estilo editorial puede contener los mismos temas que toca el libro de estilo editorial, pero en una versión abreviada. También dependerá de quién elabore la hoja de estilo: no trata los mismos puntos el corrector de estilo que el corrector de pruebas. Así, según el tipo de documento, puede incluir algunos de los siguientes apartados:

  • Formato y diseño de página
  • Partes del documento y el orden en que deben aparecer
  • Estilo y tono de escritura
  • Ortografía
  • Uso de mayúsculas, versalitas, cursivas y negritas
  • Puntuación
  • Nombres, abreviaturas, terminología
  • Números, fechas, símbolos, fórmulas
  • Citas, notas, referencias
  • Listas, tablas y gráficos

Aunque las hojas de estilo más reconocibles son las que elaboran el corrector de estilo o el corrector de pruebas, los demás participantes también van tomando sus propias notas. Si reúnes todas estas notas, puedes pasar al siguiente nivel que es elaborar un libro de estilo.